Marbella ha ido soltando el lastre del “gilismo” poco a poco hasta casi desprenderse del todo. Pero fueron tantos años de desmanes que aun queda algún saco por ahí que aparece de buenas a primeras. Aunque en realidad el que nos ocupa hoy no lo ha hecho tan sorpresivamente. Se sabía que estaba. Era cuestión de tiempo encontrarlo.
Y éste pesa sobre los 2.000 clientes que tenía el gimnasio de Plaza del Mar y los 25 empleados que trabajaban allí. En pasado porque desde el viernes pasado está cerrado. ¿Por qué? Pues porque cuando algo se empieza a hacer mal, suele acabar peor.
Otras circunstancias tampoco ayudan. Como no tener todavía un planeamiento nuevo que regularice un centro comercial, en el que está o estaba el gimnasio, construido de aquellas maneras y con aquellos permisos.
Luego está lo de que el establecimiento, sabiendo el fangoso camino por el que caminaba, haya seguido recibiendo cuotas anuales por adelantado de sus clientes. El tema promete.
No parece tan difícil.