El fin del año hidrológico confirma que cada vez llueve menos y hace más calor. También aquí, por mucho que las consecuencias todavía no se estén notando demasiado. Todavía.
Los números de los últimos doce meses han confirmado lo que marcaban los primeros, lo que el anterior otoño apuntaba: poca lluvia y el mercurio en niveles que no eran ni medio normales. Porque casi resalta más el calor que la falta de agua; dos circunstancias que han ido de la mano todo el periodo. Para entendernos: en los dos meses en los que más han subido las temperaturas ha llovido poco o nada directamente.
Cada vez llueve menos, decíamos; cada vez hace más calor. Nótese que la comparativa se establece conforme a unas medias históricas que van, bajando cada vez más en el caso de las precipitaciones y subiendo año tras año en el caso de las temperaturas.
Más referencias: ha llovido el 14% de los días del año y ha habido hasta una diferencia de 2,6 grados para arriba.
