“Está la cosa muy complicada y cada día más”. Son palabras literales. Y sí, claro que se trata de la sequía. Vamos a empezar a llamar a las cosas por su nombre. Lo dijo ayer mismo el presidente de Mancomunidad al preguntarle por el asunto de marras. Y tal cual lo dijo, acompañándolo de “no maquillemos ni suavicemos las palabras” porque, se entiende el añadido, cuanto más claros seamos, mejor.
Pero es casi peor conocer más a fondo todo lo que rodea la falta de agua; todo lo que la rodea aquí y en otros sitios. Porque ¿alguien puede entender que en los destinos competidores por excelencia de Marbella lleven años sin estos problemas simplemente porque llevan todo ese tiempo con desaladoras? ¿Alguien puede explicar por qué en la Costa del Sol no las hay como en los dos archipiélagos, tal y como lamentó ayer el responsable mancomunado?
Claro que tampoco caigamos en lo fácil de echarle la culpa a la administración, sea del color político que sea, que, “requetereiteramos”, buena parte de la culpa está en nosotros mismos. A ver si cuando deje de llegar el agua a sus casas durante horas cada día -que va a ocurrir- se o nos convencemos.
No parece tan difícil.
