Marbella ha crecido este pasado 2023. Una cantidad considerable. Casi 10.000 personas. Empadronados, de derecho, que se dice, porque de hecho, seguramente, con mucha probabilidad de acertar, serán, digamos, el doble. Y el Gobierno local lo ha destacado, por aquello de ser un síntoma de lo bien que se vive aquí, el poder de atracción de la ciudad y todas esas cosas.
Bien. Vale. Somos más. A simple vista, se quedaría ahí la cosa. Pero ahora viene uno de esos sinsentidos que hay en, llamémosle, el sistema. Porque si algo bueno tiene que haya más empadronados es que al Ayuntamiento llegará más dinero procedente del Estado. ¿Cuándo? Ahí está el tema; que hasta que a final de año la propia administración central corrobore el dato, pues como si nada.
De modo que, imaginemos que por cualquier razón, cuando desde Madrid se pongan a comprobarlo, pues se hayan desempadronado, pongamos, 10.000 personas. El razonamiento termina sólo. Un desfase que supondría una merma en los ingresos del consistorio, de la ciudad.
No parece tan difícil.
