Empezando por el último, por motivos obvios, el más protagonista de todos de siempre, por encima incluso del urbanismo, la filosofía es seguir con la senda del pasado ejercicio, aprovechando esa inercia de haber sido Best European Destination, de rascar más en el mercado estadounidense que ha vuelto a crecer, en este caso, un 34%. La directora general del ramo en el Ayuntamiento, Laura de Arce, ha llamado la atención sobre la importancia del turista norteamericano. Es uno de los idóneos para Marbella conforme a esa línea de atraer más calidad que cantidad.
Turismo también reforzará la apuesta de Marbella por el mercado árabe, sobre todo después de haber comprobado un interesante cambio de intereses de los viajeros.
Como tercer objetivo principal asoman la cabeza los chinos, un mercado con el que ya se han establecido contactos. No hay que olvidar, ha destacado De Arce, a los de siempre; a los británicos, que siguen siendo los primeros en la lista de los que más visitan Marbella.
La ciudad sigue estando a la cabeza de los destinos turísticos pujantes, no sólo ya en temporada alta, a pesar de dos problemas principales que no terminan de resolverse: las carreteras y las playas. Ambos están en manos principalmente de las administraciones superiores, que deben darse prisa por que sean acordes e incluso proporcionales en calidad, a la cantidad de visitantes que recibe la ciudad. El Ayuntamiento, en lo que a las conexiones viarias se refiere, a la movilidad en definitiva, avanzará este año en dos hitos. Uno es la Zona de Bajas Emisiones, obligatoria para Marbella por su número de habitantes pero no por cuestiones medioambientales. La idea es acomodar las regulaciones a la realidad de la ciudad. Así, se van a instalar sensores que midan el nivel de polución, y pantallas informativas en las que cualquiera pueda ver los datos a tiempo real. Conforme a ellos se actuará o no, según ha destacado el delegado de Transportes, Félix Romero.
El segundo hito es bastante más complejo. El Plan de Movilidad Urbana Sostenible, un documento que se elaborará conforme al modelo de ciudad que quieran los vecinos y que debe acomodarse además al plan general.
Y ¿qué calendario se maneja al respecto precisamente del plan general? Pues el PGOM, el Plan General de Ordenación Municipal, el primero de los dos documentos en que se divide ahora el antiguo PGOU, está pendiente del informe de Carreteras. Hay cita en Madrid para final de mes. Después se remitirá el texto a Medio Ambiente para su estudio de impacto ambiental. El objetivo es aprobarlo definitivamente a lo largo de este año. Y sobre el POU, el Plan de Ordenación Municipal, está terminando el proceso de participación tras el que se incorporarán su sugerencias al documento en sí para que haya una primera propuesta antes de mitad de abril. José Eduardo Díaz es el delegado del ramo.
Ese documento previo, a modo de “aprobación inicial”, se enviará a los departamentos de los informes sectoriales y al cabo de tres meses, se le dará el primer visto bueno para exponerlo después al público. A medio plazo y tras otros pasos, el Ejecutivo quiere tenerlo listo de manera definitiva antes de que concluya el actual mandato municipal, o sea, antes de mayo de 2027.
Son tiempos largos, obligados por el procedimiento, y aumentados por los antecedentes.
Hay once meses y medio por delante para ver el desarrollo de estas tres líneas principales en la gestión del equipo de Gobierno local. Las notas, en diciembre.