La ciudad la construyen sus habitantes, sin embargo la opinión de los jóvenes rara vez se tiene en cuenta para cimentar un modelo de ciudad que debe ser accesible y amable para todos, no solo para los mayores. Marbella es su casa, aunque no siempre se sienten vecinos, la sensación de convertirse en inquilinos cada verano, con la llegada masiva de turistas, condiciona su calidad de vida. Cada uno tiene una visión muy particular de qué ciudad quieren para su futuro, pero coinciden en la necesidad de mejorar la comunicación con los mayores, de que entiendan sus problemas como tal, y no como chiquillerías de instituto. Piden más asesoramiento, charlas de tú a tú y no lecciones imperativas sin margen a la interacción.
¿Cómo se divierten?
Las opciones de ocio, entretenimiento que ofrece la ciudad no satisfacen a los jóvenes, que en ocasiones se sienten aislados, encontrando más diversión en una reunión en casa de amigos que saliendo a la calle para hacer algo en común.El precio de la vida, el alto coste del ocio en Marbella tampoco invita a los adolescentes a divertirse cerca de casa. Quieren más oportunidades como vía de escape, lejos de las tentaciones propias de la edad.
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