El puente por el que se decantan los técnicos tendrá 3,6 kilómetros de largo, un gálibo de 70,8 metros y cuatro carriles por sentido. Igualmente, tendrá siete kilómetros de carril bici y se crearán 72.000 metros cuadrados de nueva superficie forestal, así como un observatorio de aves, ya que el puente se pretende que resuelva los problemas de movilidad del área metropolitana pero que también tenga un uso ciudadano.
El coste de ejecución es de 458,5 millones de euros frente a los 1.077 y 1.826 millones que costaría construir un túnel, en función de si éste es más corto o largo. Una diferencia de hasta 1.400 millones de euros. Si los costes han pesado, igualmente en el caso de los plazos, ya que el viaducto podría estar listo en 2028, frente a la horquilla temporal de los túneles, que oscilaría entre 2032 y 2036. En cuanto al mantenimiento, el puente --que irá en perpendicular al río-- supondría algo más de 66 millones de euros a lo largo de la vida útil del mismo, mientras que en el caso de los túneles el coste oscilaría entre los 1.043 y los 1.960 millones.
Con estos datos recogidos en el anteproyecto, el alcalde de Coria, Modesto González (Andalucía Por Sí), ha desgranado este jueves las alegaciones de su Ayuntamiento que se resumen en que "el factor económico no puede ser el prioritario ante el evidente impacto ambiental que cualquiera de las alternativas de viaducto tendrá sobre el entorno", según se recoge en el documento de las citadas alegaciones, consultado por Europa Press.
En éste, se recuerda que el "incomprensible cambio de criterio" del Ministerio se sustenta en un informe de Ayesa, que "en su día formuló el proyecto de los túneles" y que ahora "ha redactado un informe que ha servido al Ministerio de Transportes" para "dar carpetazo definitivo a esos túneles que ella misma diseñó". "El informe que da lugar al cambio de criterio no supone sino una solución a la carta porque el cliente siempre tiene razón", se recoge en las alegaciones.
Sobre este nuevo informe de la empresa sevillana, el Consistorio sostiene que el cambio de criterio se hace "sin una justificación clara, puesto que los estudios geológicos y constructivos desde el inicio del proyecto no han variado como para procederse del modo en que se lleva a cabo". En esta línea, Coria del Río recuerda que el Gobierno "dice al cabo de 19 años que los túneles proyectados son inviables porque el suelo es menos impermeable de lo que se pensaba".
Sobre este particular, sentencia: "El Ministerio ha utilizado la impermeabilidad de las margas azules del Guadalquivir como una justificación para no construir los túneles por su elevado coste y disponer así en el futuro el más barato puente alternativo, pese a que en su día los estudios geotécnicos avalaron la solución subterránea". Pone además ejemplos de construcciones de túneles en el mundo en situaciones y espacios similares al tramo entre Dos Hermanas y Coria.
El Ayuntamiento argumenta igualmente en sus alegaciones que el puente "provocaría un impacto visual y paisajístico mucho mayor que el que se consideró inadmisible en la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) de hace 21 años", cuando se descartó el puente por tener 50 metros de altura (cinco menos del que ahora se propone) y una longitud de 2.830 metros, "casi la mitad menos que el del futurible". Por todo ello, "no se pueden obviar las afecciones" al municipio sevillano, cuyo caso urbano en "parte" se "incluye dentro del ámbito del estudio".
En este punto, el Ayuntamiento explica que tiene "planificada" la "regeneración" del área patrimonial del Cerro Cantalobos Sur, donde busca una "mejora de la biodiversidad urbana y la reordenación de nuevos espacios públicos que enlacen con equipamientos socioculturales". El proyecto prevé un mirador elevado sobre el cauce del río y la recuperación del entorno "incluidos en un conjunto declarado actualmente como Bien de Interés Cultural (BIC), por lo que de proyectarse definitivamente el desarrollo de un puente para el paso de la SE-40 el citado mirador se vería afectado visual y paisajísticamente". Por último, menciona la contaminación atmosférica (vehículos), lumínica y acústica que produciría el viaducto.