Cuando comenzó el partido habría unos 20.000 asientos ocupados. Los otros 15.000, vacíos. Sus inquilinos estaban bajo el mosaico del Sánchez Pizjuán pidiendo con sus cánticos y pancartas la dimisión del Consejo. Muchos de ellos llegaron juntos al estadio, desde Santa Justa tras una gran pancarta en la que se leía "Ausencia de lo que nos representa", unida a otras en las que se podían ver palabras como "valores", "tradición", "historia", "sevillismo" o "seriedad". En el minuto 10, como rezaba en la convocatoria, entraron al graderío estallando en un gran cántico de "Directiva dimisión". Y durante el partido no pararon de escucharse consignas contra los consejeros, especialmente el presidente Del Nido y el vicepresidente Castro, e incluso contra el director deportivo Víctor Orta. Y las pancartas eran de lo más significativo: "Se van todos menos los que se tienen que ir", rezaba una en gol norte. ¿Quienes se salvaron de la quema? Escuchadas las canciones que se entonaron, Quique Sánchez Flores, Jesús Navas y Youssef En-Nesyri, que salió del terreno de juego llorando, dejando entrever que podría ser su último partido como sevillista.