Ante un limitadísimo Cluj, el Sevilla sacó un triste empate y, lo que es peor, ofreció unas sensaciones preocupantes. Como en partidos anteriores, el conjunto adiestrado por Lopetegui no mostró esa seguridad, ese mando en mediocampo, esa velocidad y esa chispa en los últimos metros que tanto daño hizo a los rivales en los primeros meses. Vimos a un equipo plano, espeso y que, especialmente en el segundo tiempo, dio una imagen muy mediocre. Excepto los últimos 10 minutos en los que hizo un fútbol más eléctrico, el resto del partido fue un Sevilla vulgar.
Hay preocupación. Posiblemente pase la eliminatoria y se meta en octavos de la Europa League, pero lo que estamos viendo es para preocuparse. Los números casi nunca mienten: de los últimos 8 partidos oficiales el Sevilla sólo ha ganado uno, ante el Granada. Lo demás fueron 4 empates y 3 derrotas, una de ellas recibiendo un baño de un equipo de segunda división. Preocupante. Y en cierto modo también es preocupante lo del entrenador. Que no sea capaz de hacer reaccionar a estos jugadores que tan bien funcionaron durante casi cinco meses. Y habrá que meter en el saco sus palabras tras el partido de Rumanía, que han suscitado polémica entre los aficionados. Tras una imagen gris tirando a negra, el técnico vino a decir que estaba “muy satisfecho”, y que el equipo estuvo “muy serio y tuvo ocasiones de sobra para ganar el partido”. Estamos acostumbrados a que Lopetegui diga poco en las ruedas de prensa, pero mejor es decir poco que decir algo que no es cierto. Veremos si es capaz el Sevilla de retomar el camino correcto. En los próximos tres partidos se hace necesaria una reacción. Y será ante dos equipos muy complicados y el propio Cluj. Nada menos que Getafe y Osasuna, que son equipos duros de roer, y en medio la vuelta ante los rumanos.