Se trataba de un pequeño sarcófago de plomo que, a su vez, contenía un féretro de madera con los restos óseos de una niña de unos cinco años de edad, según los primeros análisis 'in situ' realizados por el equipo de arqueólogos y conservadores del Real Alcázar, dirigido por Miguel Ángel Tabales y el antropólogo Juan Manuel Guijo.
Los restos óseos, presumiblemente pertenecientes a la hija de una familia muy destacada de la Baja Edad Media, se encuentran en un relativo buen estado de conservación, pues incluso el cráneo conserva pelo de la menor. El cadáver cuenta además con restos de la vestimenta con la que fue inhumado, como telas, zapatos, cuero y botones de nácar. Y por su posición, las manos las habría tenido cruzadas sobre el pecho.
Las primeras hipótesis apuntarían así a que los citados restos óseos pertenecerían a una figura infantil de la Baja Edad Media. "De momento, son hipótesis que se están barajando, encuadradas también en la teoría del profesor Tabales de que bajo la Capilla del Palacio Gótico existiría una cripta", manifestaba el pasado mes de abril el concejal de Cultura, Antonio Muñoz, remitiéndose al resultado de las investigaciones científicas en marcha.
En ese sentido, el pasado mes de junio, la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico de Sevilla, adscrita a la Consejería de Cultura, emitió un dictamen favorable respecto al informe preliminar confeccionado para realizar una intervención arqueológica en el Palacio Gótico del Real Alcázar, para investigar otros enterramientos y fosas adicionales al mencionado sarcófago.
La nueva actuación planteada, así, está destinada a aprovechar la renovación del suelo de la Capilla del Palacio Gótico, para excavar con metodología arqueológica y antropológica las cistas detectadas y analizar los posibles enterramientos y realizar un análisis con georadar que permita detectar la presencia de fosas de enterramiento en los niveles inmediatamente inferiores al pavimento, a la vez que se confirme o descarte la presencia de un espacio de cripta bajo la nave.
El proyecto, además, incluye pruebas analíticas sobre el enterramiento infantil individual ya descubierto, para el estudio exhaustivo del enterramiento con una datación radiocarbónica, un análisis antropológico (paleodieta, reconstrucción facial, entre otros) y un estudios de sus materiales asociados, como textiles, cuero y botones, fundamentalmente.