Surrealista, absurda, denigrante, son algunos de los calificativos con los que, los aspirantes de ambos cuerpos, han descrito la menciona prueba. Tanto es así que al menos 33 de ellos han decidido impugnar las oposiciones porque entienden que han excluidos de manera arbitraria de las 102 plazas de Policía Local y 45 plazas de Bomberos que había en juego.
La prueba se dividía dos partes: un test de personalidad y de inteligencia y después una entrevista personal. Fue en esas entrevistas donde llegaron los problemas. La sicologa encargado de realizarlas, siempre según el testimonio de los candidatos llegó a plantear cosas como que se desnudaran, se subieran encima de una mesa, que con flequillo largo no se podía ser bombero o frases como usted gorda o es muy vieja.
Según ha podido saber Onda Cero esta profesional ya es conocida en el mundillo de las oposiciones. En el caso de la policía local, hace años este estilo de pruebas no se realizaba, sí un test con unas formas diferentes. El portavoz del sindicato Luis Val asegura que "la prueba es necesaria, pero no así en situaciones que pongan al límite o denigren a los opositores"
En el caso de los opositores a bomberos, ni siquiera hay una norma andaluza que regule los requisitos de las pruebas, sino que lo hace cada ayuntamiento. El portavoz del sindicato andaluz Miguel Ángel Pérez pide que la prueba sea objetiva porque "se trata de saber si se cumplen o no lo requisitos para el mismo, y por lo que me cuentan algunos compañeros se quedaron en shock"
Y esa es la cuestión. ¿son o no son objetivas estas pruebas? Es decir, esas situaciones que describen los candidatos. ¿obedecen a un criterio psicológico? José María García es Psicoterapeuta y doctor en psicología aseguras que el tema es complicado. Las pruebas si bien tiene un fin y un objetivo detrás, deben tener un límite que es precisamente que los opositores no se sientan denigrados. Se busca saber como reaccionarían los candidatos ante determinadas situaciones pero no todo vale"