El rendimiento del equipo está descendiendo peligrosamente y anoche volvimos a ver a jugadores que no daban la talla mínima exigible: el caso de Navas (importante bajón el suyo), Jordán, De Jong, Banega, Ocampos y un Bono que además de protagonizar la acción que estuvo a punto de suponer la eliminación siembra dudas y poca confianza en la mayoría de sus intervenciones. Todas estas son las malas noticias. ¿Las buenas? Que a pesar de todo el Sevilla no se ha descolgado de la pelea por la Champions (de hecho ha recuperado la cuarta plaza) y que está vivo en la Europa League teniendo ahora que jugar ante la Roma los días 12 y 19 de marzo en octavos de final. Se avecinan cuatro partidos en los que el equipo nervionense (y Lopetegui) se juega mucho: Osasuna, Atlético de Madrid, Roma y el derbi ante el Betis. Si este equipo ha sido capaz de ser tan sólido y competitivo como vimos en los primeros tres meses de liga, es que sabe y puede hacerlo. Si fue capaz de golear en un campo tan complicado como el Coliseum, debe seguir en esa linea. Si no lo hiciera, los objetivos y el puesto del entrenador correrían peligro. Desde luego este Sevilla nos ha dado motivos para ser optimistas. Veremos si seguimos teniendolos.