A lo largo de la historia se han escrito libros que siguen recordándose por lo que cuentan, por cómo lo cuentan o por cómo están hechos. Luis Tobajas, de Desafío Viajero, se ha centrado en libros que han pasado a la historia por considerarse raros o malditos. Uno de ellos es el Codex Gigas o también conocido como el “Libro del Diablo”.
Se data en el siglo XIII, escrito en latín y se cree que lo escribió un monje en un monasterio de la República Checa. Tobajas explica que se trata de un libro de grandes dimensiones (92×50,5×22 cm) y actualmente se puede ver en Estocolmo. Y entre las páginas del códice se puede ver dibujado, en actitud burlona, al diablo.
Otro de esos libros raros es el conocido manuscrito Voynich. Luis Tobajas cuenta cómo un anticuario polaco lo encuentra en la Villa Mondragón, en Italia y en él se pueden ver plantas desconocidas y está escrito en un idioma y un alfabeto desconocido, que nadie conoce, por lo que no se ha podido traducir y saber con exactitud qué es lo que cuenta. Nin siquiera se conoce al autor de este manuscrito.
Otro de los libros más extraños es una edición de Les Terres du ciel (Los mundos del cielo) de Camille Flammarion. una condesa francesa que era admiradora de su trabajo dejó en su testamento que cuando ella falleciera (estaba enferma de tuberculosis), donaba su piel para que este autor pudiera escribir una de sus obras. Y así lo hizo.
Luis Tobajas también cuenta cómo hay libros crípticos que en el siglo XVI realizaban con tinta invisible elaborada a base de zumo de limón. Pero hay otra técnica que consistía en escribir, con una mezcla de vinagre y alumbre, en la cascara de un huevo. Al cocerse el huevo, el mensaje queda escrito en el huevo.