Luis Tobajas abre un nuevo capítulo de #DesafíoViajero llevándonos hasta Senegal. Un destino en el que su mejor patrimonio es su gente. Tobajas la define como una “experiencia muy enriquecedora” en la que te das cuenta de que la sonrisa de los niños de las tribus del País Bassari iluminan y reconfortan más que muchas riquezas y comodidades que se puedan tener en otro país.
El recorrido que nos propone Luis comienza en Dakar. Como ciudad es muy caótica en la que viven ocho millones de habitantes y que es un atasco continuo. Merece la pena alejarse unos kilómetros al norte donde se encuentra el “Lago rosa” y es que por unos sustratos químicos el agua es de color rosa, muy conocido por ser donde se encontraba la meta de la mítica competición Paris-Dakar.
Visita obligada es también la “Isla de Gorée” o la conocida como “isla de los esclavos". Luis Tobajas explica que es el recuerdo de un episodio oscuro de la historia de Senegal. De esta isla partían los esclavos que iban de África a América. En una casa hacinaban a las personas que llegaban del centro del país para que cogieran peso y así costaran más. En pequeñas celdas metían entre 10 y 15 personas y de ahí, a través de una puerta, conocida como “puerta sin retorno” descendían a un barco y partían a América. En torno a un millón de esclavos partieron de esta isla.
Pero Senegal es “luz, música y color” en el que, como indica Luis, su gente es el principal potencial. Y muy recomendable es viajar a País Bassari donde se encuentran las tribus que todavía permanecen en Senegal. Llegar hasta ellas no es sencillo porque hay que realizar trackings y cruzar bosques y amplios territorios.
Cada uno de los pueblos viven con sus tradiciones, son animistas y el respeto es lo que predomina en un país en el que el 95% de la población es musulmana.