Hay un misterio que gira en torno a la figura del pintor aragonés más universal, Francisco de Goya y es, ¿dónde está su cráneo? De esta pregunta parte la última novela del escritor valenciano Javier Alandes, “La última mirada de Goya”. ¿Dónde está el cráneo y qué sucedió para que desapareciera? Dos premisas que buscan la respuesta y que llevan por una trama llena de aventuras, de investigación, de amor, en definitiva, por un viaje trepidante.
A pesar de que en la novela aparecen hechos verídicos como que cuando se abrió la cripta en la que estaba enterrado en Burdeos para ser repatriado a España, por orden del cónsul español en Burdeos, Joaquín Pereyra, en 1888, el cráneo del pintor no estaba, se trata de una novela. Se trata de una ficción como indica Javier Alandes en la que tuvo que imaginar cómo podía ser un complot para intentar asesinar a Goya, imaginar cómo fueron esos últimos días que vivió postrado en una cama tras una caída.
Alandes se imagina que Goya, a sus 82 años, era un hombre que trataba de buscar la redención de sus demonios tras una vida longeva en la que pintó durante más de seis décadas y al servicio de cuatro reyes. Pero también un hombre que buscaba la inmortalidad como pintor ya que nunca puede asegurarse qué cuadro puede a un autor pasar a la historia.
Con la investigación llevada a cabo para la novela, Alares reconoce que sobre Goya se ha dado cuenta que sabía mucho de su obra, pero nada sobre su vida o su personalidad. Ha descubierto cómo el pintor aragonés era un hombre con una personalidad muy compleja y polémica, alguien que se atrevió a denunciar determinados actos de la nobleza y el clero de la época a través de sus pinturas. un hombre valiente.
La última mirada
Los últimos días de Francisco de Goya fueron de agonía, con momentos de lucidez y de ensoñación tumbado en una cama tras una grave caída por las escaleras de su casa. Unos días en los que a Javier Alandes le gusta creer que sus últimos pensamientos, su última mirada, iba destinada a esos cuadros que le hubiera gustado pintar y ya no era posible, esa mirada a lugares a los que le gustaría ir o volver a visitar y que ya no podría ser.