La Edad Media es una época propicia para todo tipo de tramas. La que nos propone Joaquim Molina en Angelicus nos plantea un asesinato, un secreto que hay que guardar porque de saberse, podría romper los “cimientos del reino y de la cristiandad”. Molina parte de una historia verídica como es el matrimonio concertado entre el infante Jaime, hijo de Jaime II de Aragón, y la infanta Leonor de Castilla.
Un matrimonio que no llegó a celebrarse porque el infante dejó colgada a la novia en el altar en Gandesa. La historia trascurre en el castillo de Miravet y que trata de responder a varias preguntas, una de ellas es ¿qué le llevó al infante Jaime a romper con su destino, a no casarse, a renunciar a ser el heredero del trono y a irse a vivir a un monasterio?
Los protagonistas no son sólo el infante Jaime y la infanta Leonor. Es una novela policíaca de la época por lo que hay un monje caballero de la Orden del Hospital, una dama del séquito de la infanta que está involucrada en la investigación y un médico judío que es médico forense. Todo en un ambiente claustrofóbico que se da en el interior del castillo de Miravet en el que conviven las cortes de Aragón y Castilla y en la que todos pueden ser sospechosos.
También en la Edad Media había temas que eran tabú que han llegado hasta nuestros días como la orientación sexual y la homosexualidad. Joaquim Molina lleva este tema a las páginas de Angelicus, explica cómo en el siglo XIV había más permisividad, algo que se perdió en el siglo XVI con el Concilio de Trent, cuando la Iglesia decidió ser más restrictiva.
Pero ¿es posible que en los siglos anteriores se diera amparo a posibles relaciones de tipo homosexual? Esta es otra de las preguntas que se plantean, ya que lo que sí existía era una fórmula legal para uniones de fraternidad que comprometían a dos varones o dos mujeres a compartir los bienes, a ayudarse ya defenderse mutuamente ante una situación complicada