Detrás de “Los alemanes” se encuentra la historia de los Schuster, alemanes que llegaron a Zaragoza en 1916 desde Camerún pidiendo asilo político. Aquí se crea una comunidad alemana de la que todavía quedan vestigios como el cementerio alemán dentro del de Torrero.
Su autor Sergio del Molino vuelve a los alemanes que llegaron a España en 1916 tras haber realizado una labor de investigación que terminó en un ensayo titulado “Soldados en el jardín de la paz” y una exposición comisionada por Beatriz Lucea en 2012. Pero Del Molino siempre tuvo la inquietud de escribir una novela para llevar todo este descubrimiento a otro terreno, a la novela.
“Los alemanes” es, para Sergio del Molino, una novela familiar que habla de las familias de hoy. una familia ficticia, pero que puede ser cualquier familia que se enfrenta a su legado, a su pasado. Temas que han aparecido también en anteriores novelas como el legado, lo que hacemos o la relación que existe entre unos padres y sus hijos. Y otro de los temas presentes son las patrias. Los protagonistas viven en una patria inventada por ellos, ficticia que les distancia del resto.
La llegada de refugiados alemanes a España en abril de 1916 fue en un contexto en el que, a pesar de que se estaba desarrollando la I Guerra Mundial, en España y en Zaragoza se estaba viviendo un momento de crecimiento económico, de una cierta alegría que se vio aumentada con la llegada de los alemanes. De aquella época son el “Tinte de los alemanes", el Colegio Alemán o incluso el origen del Real Zaragoza, porque fueron los alemanes los que trajeron el fútbol a Zaragoza.
Sinopsis
En 1916, en plena Primera Guerra Mundial, llegan a Cádiz dos barcos con más de seiscientos alemanes provenientes de Camerún. Se han entregado en la frontera guineana a las autoridades coloniales por ser España país neutral. Se instalarán, entre otros sitios, en Zaragoza y formarán allí una pequeña comunidad que ya no volverá a Alemania.
Entre ellos estaba el bisabuelo de Eva y Fede, quienes, casi un siglo después, se encuentran en el cementerio alemán de Zaragoza en el entierro de Gabi, su hermano mayor. Junto con su padre, son los últimos supervivientes de los Schuster, una familia que llegó a formar un importante negocio de alimentación. Pero en los tiempos que corren el pasado siempre puede regresar para levantar ampollas.