Representantes del Ejecutivo autonómico, la Delegación del Gobierno en Aragón, la Diputación de Zaragoza y la Confederación Hidrográfica se han reunido este jueves con los alcaldes de la ribera del Ebro, para analizar los efectos de la crecida extraordinaria de diciembre, a los que ahora se suma el impacto de una nueva avenida ordinaria.
Aunque el agua no ha entrado en ningún momento en los cascos urbanos, ha dañado infraestructuras y ha anegado numerosos cultivos. En Novillas, por ejemplo, 800 de las 1.000 hectáreas que se inundaron en diciembre vuelven a estar cubiertas por el agua. Su alcalde, Abel Vera, pide que se agilicen las reparaciones para que se pueda reanudar la actividad agrícola y ganadera en el municipio.
El pico de esta crecida ordinaria cruzó este miércoles Pradilla de Ebro. El alcalde de la localidad, Raúl Moncín, también confía en que los daños se arreglen con rapidez. "Aún no se había podido entrar a valorar todos los daños de diciembre y ya ha vuelto a entrar el agua, por los agujeros que estaban sin reparar", ha explicado.
Lambán propone comprar las tierras inundables o cambiar los cultivos
El presidente del Gobierno aragonés, Javier Lambán, mantiene los cálculos que hicieron tras la riada de diciembre: se vieron afectadas unas 12.000 hectáreas. Agroseguro cubrirá las pérdidas de unas 4.000 o 5.000, y el Ejecutivo se compromete a compensar el resto.
De cara al futuro, además de seguir con las limpiezas del río, plantea la posibilidad de comprarle a los agricultores las tierras inundables o apoyarles mediante subvenciones para que sustituyan sus cultivos por otros más resistentes a las avenidas.