Con poco más de 2100 metros cúbicos por segundo y una altura de 5,5 metros, el caudal máximo del Ebro a su paso por Zaragoza deja un balance de daños que no tiene nada que ver con los de 2015, según el responsable del complejo Aura, Iván Acedo, aunque aún no pueden hacer una valoración porque parte de las instalaciones siguen inundadas.
Acedo señala que cuando proyectaron el complejo ya sabían lo que supondría estar en la orilla del río, por lo que se construyó para minimizar las consecuencias. Cree que los daños en su negocio serán similares a los de la crecida de 2018, que ascendieron a unos 100.000 euros.
Por su parte, el responsable del restaurante del Club Náutico, Alberto Campuzano, aplaude la agilidad del Ayuntamiento al avisar con casi una semana de previsión y han estado permanentemente recibiendo información para poder prepararse, al contrario de lo que ocurrió en el 2018, cuando sólo recibieron una comunicación sin que hubiera apenas tiempo de reaccionar.