A Amira Cristina le diagnosticaron cáncer de mama hace menos de un año, en junio de 2022. Notó un bulto en un pecho mientras se duchaba y acudió al médico. Las primeras pruebas confirmaron la presencia de una masa, pero la tranquilizaron diciéndole que era poco probable que fuera maligno ya que era todavía muy joven. Pero quince días después llegó el diagnóstico: no sólo era malo, era de los peores.
Cirugía, quimioterapia y un tratamiento con corticoides le han salvado la vida, pero los corticoides le han terminado provocando una necrosis ósea, por lo que depende de una silla de ruedas para moverse. Está en lista de espera quirúrgica desde hace un mes para corregir ese problema, pero la demora supera el año de espera; además, sabe que en el mejor de los casos dejará la silla de ruedas, pero no volverá a andar con normalidad y necesitará, al menos, apoyarse en una muleta. Celebra, eso sí, poder decir que está 'limpia' de cáncer.
La situación personal de Amira es doblemente complicada. A la enfermedad, se suma haber perdido el empleo poco tiempo después de iniciar el tratamiento. Este mes ha cobrado el último subsidio y busca un trabajo adaptado a su situación física, pero es consciente de que no será fácil encontrar trabajo en silla de ruedas. La A.E.C.C. la ayuda con el pago del alquiler, la alimentación y otras necesidades que van surgiendo y a la que la asociación siempre responde. Amira pide a los zaragozanos que colaboren en la cuestación para que puedan seguir apoyando a personas que se encuentran en su situación.