Algunos alumnos del mismo instituto del que la pequeña acababa de salir fueron testigos del trágico suceso en la plataforma del Tranvía, a la altura del Hospital Miguel Servet. Un hecho que, según la psicóloga Mamen Maluenda es difícil de asimilar para cualquier persona, mucho más si se trata de niños que, en la mayoría de los casos aún no han tenido que afrontar perdidas de personas cercanas.
En la adolescencia, la muerte suele provocar mucha rabia e incomprensión, sentimientos aún más acusados cuando se pierde a un igual: un compañero o amigo de la misma edad, explica Mamen Maluenda, quien también subraya que cualquier emoción que sientan en una situación así, por intensa que sea, es perfectamente natural, incluido el no ser capaces de exteriorizar ningún sentimiento, algo que ocurre cuando existe un bloqueo que impide sentir aquello que, a priori, parecería lógico sentir. Ante algo así, lo mismo puede aparecer una enorme sensación de tristeza, que de rabia o incluso con sentimiento de culpa.
En cuanto a la investigación sobre las causas del suceso, la Policía Local centra sus esfuerzos en determinar si, como apuntan varios testigos, el atropello se produjo cuando la menor cruzó por un paso peatonal de la plataforma del tranvía cuando el semáforo estaba rojo y el tranvía circulaba correctamente. Tanto el Ayuntamiento como Tranvías de Zaragoza han lamentado profundamente esta tragedia y han transmitido sus condolencias a la familia y al Instituto Miguel Catalán, aunque empresa e institución esperarán al informe policial para hacer cualquier valoración sobre el accidente.