El Grupo Canterbury fue pionero en la instalación de sistemas de control de calidad del aire en sus locales. Su propietario, Miguel Angel Salinas, asegura que la tecnología funciona perfectamente, no sólo midiendo el nivel de CO2 para asegurar la ausencia de aerosoles, sino eliminando al 99% la presencia del virus en el interior.
El Ayuntamiento de Zaragoza va de la mano de la hostelería y presiona al Gobierno de Aragón para que deje de restringir los aforos y apueste por estos aparatos. Esta misma semana, la consejera municipal de Economía, Carmen Herrarte, volvía a insistir en esta idea y hacía un nuevo llamamiento al ejecutivo de Javier Lambán para dar el paso.
Salinas asegura que los propios clientes se sienten más seguros cuando entran en sus locales, al saber que cuentan con medidores de CO2, y recuerda que el propio Consejo de Investigaciones Científicas ha avalado su eficacia, por lo que le parece incomprensible que se les esté ignorando y ni siquiera se sienten a tratar el asunto con los hosteleros.