Benita Pórtoles nació en Alcañiz. Contaba con veinte años cuando ocurrieron los Sitios en los que demostró su valentía. En la Puerta Quemada de Zaragoza, junto a la Magdalena, realizó una resistencia heroica y su ejemplo cundió entre los hombres que la secundaron hasta el último aliento. Al final, fue hecha prisionera y condenada a muerte, pero ni en ese momento sus fuerzas flaquearon ni se acobardó, se limitó a pedir confesión, el mariscal al mando, admirado de su valor, no sólo revocó la orden, sino que dispuso se la liberara y
que nadie la molestara de ahí en adelante.
Su nombre, como el de otras muchas mujeres aragonesas, ha quedado grabado en la memoria colectiva de nuestro pueblo como ejemplo de valor y amor por la tierra aragonesa.