En el Instituto de Carboquímica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Aragón, el investigador del CSIC Javier Remón explica cómo han conseguido convertir las mascarillas y los pericarpios de almendras en biocombustible utilizando un tratamiento hidrotermal con agua salada.
El proyecto surgió al ver cómo las mascarillas no se reciclaban. Remón indica que la mayoría están hechas de plástico y este es el elemento que permite generara diferentes bioproductos. En elemento líquido se podría utilizar para motores de combustión interna, en sólido podría utilizarse como material adsorbente en el tratamiento de aguas residuales y para la eliminación de contaminantes en corrientes gaseosas.
El investigador del CSIC, Javier Remón, indica que se trata de un proyecto pionero ya que es la primera vez que se utiliza agua del mar para “valorizar conjuntamente un residuo orgánico con un residuo plástico”.