En los años 50, El Buen Pastor recibió a los primeros jóvenes problemáticos de Zaragoza. El edificio sirvió como reformatorio hasta el año 2006, cuando se inauguraron unas instalaciones más modernas en Juslibol. Tras cerrarlo, se mantuvo la vigilancia en el inmueble, pero en 2012 se decidió retirarla.
Bastaron sólo unos meses para que el edificio fuera completamente vandalizado. Desaparecieron muebles, puertas, bisagras; se picaron techos y suelos para llevarse el cobre del cableado y las tuberías. Y lo que no pudieron robar, lo destrozaron.
Según el portavoz de la Plataforma para la Recuperación de El Buen Pastor, Tomás Hinojosa, el edificio y su entorno son un foco de suciedad que, actualmente, utilizan grupos de jóvenes para organizar botellones. Hinojosa afirma que, incluso, se producen situaciones de tensión vecinal. Por eso, se han vuelto a dirigir al Gobierno de Aragón, al que reclaman que lo recupere como residencia de mayores.