Daniel Pérez Calvo deja atrás cuatro años como portavoz de la formación naranja en las Cortes y pasa a la política municipal, un ámbito que nada tiene que ver con el autonómico, asegura. Es crítico con los seis concejales que han abandonado la formación, pero asume como propios y proclama sentirse orgulloso por logros como la prolongación de Tenor Fleta, el desbloqueo de los suelos del Portillo o el proyecto de Aceralia porque han salido adelante con recetas de Ciudadanos.
Otro de los proyectos que defiende como propio y atribuye al buen hacer de Ciudadanos es el de La Romareda, que viene a dar solución a una vergüenza pendiente que anteriores gobiernos han sido incapaces de resolver, a pesar de haber contado con tres buenos proyectos que costaron unos seis millones de la Ciudad y que sólo sirvieron para humillar a prestigiosos arquitectos que presentaron diseños perfectamente válidos, que no salieron adelante por falta de voluntad política.
El candidato naranja abandera políticas de Tolerancia Cero con la desidia, activando herramientas que detecten y solucionen de forma inmediata desperfectos, incidentes que generen suciedad o inseguridad en los barrios para que Zaragoza esté en permanente estado de revista. También reivindica la recuperación del Teatro Fleta como referente cultural que no puede seguir abandonado por la falta de entendimiento con el Gobierno de Aragón, que es el propietario. Tras el 28-M asegura que no permitirá que Zaragoza sea moneda de cambio para que Lambán o Azcón sean presidentes de Aragón, pactando con Aragón Existe a costa de los intereses de los zaragozanos.
