Hoy en día, la actividad de Instalaza no entraña riesgo para la población, a pesar de su naturaleza como fabricante de armas y munición, ya que las instalaciones de la calle Monreal han quedado para la gestión administrativa y algunas labores de ensamblaje. Sin embargo, el movimiento vecinal del barrio prefiere no tener una fábrica de armamento en la puerta de su casa.
El portavoz del Colectivo Vecinal Parque Bruil, Carlos Ruíz, habla con cautela del posible desmantelamiento de la factoría. Cree que la noticia es buena porque resulta un anacronismo que una empresa de armas esté en el centro de al Ciudad, pero plantea dudas sobre qué va a pasar con esos suelos una vez que la empresa se haya trasladado.
El primer temor de los vecinos es a la cicatriz urbanística que podría generarse dejando esos suelos sin uso durante años. Sobre la posibilidad de construir viviendas, que es lo que centra las negociaciones entre empresa y Ayuntamiento, Ruíz considera que puede parecer interesante, pero recuerda que se trata de un entorno muy degradado que habría que revitalizar antes de hacer pisos; y pone como ejemplo el grupo Aloy Salas, cuyas viviendas se encuentran en condiciones precarias, sin ascensor y con un severo deterioro.