Cada vez son menos los puestos de castañas asadas que se pueden ver en las ciudades, apenas hay ocho en Zaragoza, en Teruel hace tiempo que no se encuentran y en Huesca, dos siguen haciendo las delicias de los amantes de este producto de otoño. Santiago Palacios, gerente de El Castañero, explica que las costumbres cambian y este modelo de la caseta en el que se asan las castañas y se consumen calientes, está cambiando.
Pero los amantes de este producto que es muy temporal, sólo se consume entre octubre y enero, a veces se alarga hasta febrero, este año están de enhorabuena, porque como indica Palacios, vienen castañas de muy buena calidad y también en cantidad ya que las condiciones meteorológicas han acompañado durante el año y también ahora en la recogida.
Palacios recuerda un dicho que dicen en Galicia: “Las castañas quieren en agosto arder y en septiembre beber”. Y este año se ha cumplido. Precisamente, que sólo se pueda consumir en esta época del año es lo que las hacen especiales. Además, este fruto seco contiene mucha agua, pocas calorías, grasas y proteínas, pero alto número de hidratos de carbono por lo que se recomienda como alimento cardiosaludable.