Cayetano Rivera Ordóñez ha vivido los dos extremos de la tauromaquia en el coso de la Misericordia. Guarda el recuerdo del triunfo en Zaragoza y también el de la grave cogida que sufrió en 2017. Aunque el heredero de uno de los legados taurinos que más pesan en la historia del toreo, por Rivera y por Ordóñez, prefiere quedarse con las tardes de éxito.
El diestro pone en Zaragoza punto y final a una temporada de la que hará balance después de la corrida de mañana. Sabe de la importancia que representa vestirse de luces en una plaza de primera como es la zaragozana, y afronta con la máxima responsabilidad la cita de mañana.
Esta mañana ha acudido a presenciar las vaquillas, algo que no suele hacer porque en vísperas de corrida suele aislarse del mundo. Tras acercarse al set de Onda Cero en la Plaza José Sinués y acceder con amabilidad e infinita paciencia a todas las fotos que le solicitan a cada paso, nos ha explicado que hasta la hora de la corrida se encerrará en la habitación del hotel en busca de la máxima concentración.