Una niña de 14 meses fallecía en la tarde del 24 de julio por ahogamiento en la localidad zaragozana de Ateca. Al parecer, se ahogó en una piscina hinchable en su casa. Los propios familiares la llevaron al centro de salud donde llegó en situación de parada respiratoria, a pesar de las maniobras de reanimación, pero no le pudieron salvar la vida.
El ahogamiento es una de las principales causas de fallecimiento de la población infanto-juvenil en verano. Los expertos recuerdan que sólo dos centímetros de aguar son suficientes para que un bebé pueda ahogarse. De hecho, la mayoría de los ahogamientos en menores de cinco años se producen en piscinas particulares o de comunidades privadas. Teresa Cenarro, vicepresidenta de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, explica que la supervisión es la mejor prevención, que siempre haya un adulto al lado de un niño cuando hay agua.
Entre los trucos que recuerda la doctora Cenarro está la denominada “regla del brazo”, los adultos han de estar siempre a un brazo de distancia como máximo de un menor cuando esté en el agua porque así está a su alcance ante cualquier imprevisto. La doctora asegura que un bebé no tiene reflejos para darse la vuelta en el caso de que esté boca abajo con la cabeza en el agua y no todos los bebés saben flotar.
La vigilancia es el principal consejo, pero también hay otros como:
- No dejar a los niños pequeños bajo la vigilancia de otros niños más mayores.
- No confiarse porque “no cubre”.
- No confiarse únicamente a los flotadores o maguitos.
- Asegurarse que el recinto de acceso a la piscina está cerrado para que, en un descuido, el niño no pueda caer a la piscina
- En las olas de calor y horas centrales, poner a los niños gorros, hacer que beban agua y realizar comidas ligeras.
Los profesionales también recuerdan que, si bien es importante que los niños aprendan a nadar cuanto antes o al menos a flotar para que pierdan el miedo ante un incidente, eso no evita que se pueda producir un ahogamiento ni protegen al cien por cien. Siempre es necesaria la vigilancia de un adulto.