Sectores esenciales para la economía aragonesa, como la automoción o la alfalfa, están sufriendo el incremento de costes derivado del conflicto en el Canal de Suez. Exportar o importar componentes desde Asia es mucho más caro porque los buques se ven obligados a tomar rutas alternativas más largas, para capear las zonas en conflicto y los ataques en esa zona de Oriente Próximo. El encarecimiento de los fletes se refleja en datos: mover ahora un contenedor de 40 pies cuesta hasta 6.000 dólares, cuando hace unos meses eran 1.500.
El incremento de costes podría trasladarse pronto a los consumidores, por ejemplo, en la compra de vehículos eléctricos, cuyas baterías de litio se importan de China. Por el lado positivo, según el presidente del Clúster Logístico de Aragón, Eduardo Corella, es que nuestro territorio está mejor preparado que otros para activar soluciones de transporte alternativas.
También como consecuencia del alargamiento de las rutas, los plazos de entrega se están retrasando. Lo que antes se transportaba en ocho semanas, ahora tarda entre doce y dieciséis en llegar a destino. Eso sí, de momento, no se producido desabastecimiento ni interrupciones graves en la cadena de suministro.
Como respuesta a esta crisis algunas empresas pueden posponer operaciones, recurrir a suministro local o elegir el transporte por avión, según ha explicado Daniel Álvarez, presidente de la Comisión de Internacional de CEOE Aragón, que ha analizado esta situación generada en el Mar Rojo.