La Universidad de Oxford coordina este proyecto en el que han participado 43 hospitales de 18 países, con la colaboración de más de 2.100 mujeres embarazadas. Por eso, el estudio determina que las mujeres embarazas deberían considerarse como uno de los grupos prioritarios a la hora de tomar medidas preventivas como la vacunación. Y es que el COVID puede provocarles un parto prematuro, preclampsia o su ingreso en la UCI. Además, los recién nacidos de mujeres infectadas parecen tener casi tres veces más riesgo de complicaciones médicas graves.
La calidad de la información disponible hasta ahora sobre el efecto de la COVID-19 sobre el embarazo era muy limitada. El estudio INTERCOVID demuestra la necesidad de recopilar datos multinacionales a gran escala rápidamente durante una crisis de salud. En el estudio se comparó a cada mujer afectada por COVID-19 con dos mujeres embarazadas no infectadas que dieron a luz al mismo tiempo en el mismo hospital. Estos resultados suponen un paso importante para garantizar la mejor atención posible para las madres y sus bebés y, según los investigadores, el próximo desafío es examinar los efectos a largo plazo en las madres y sus hijos.