Esta norma busca proteger a la población joven y vulnerable frente a posibles adicciones. Por eso, la norma impide la apertura de nuevos locales a menos de 500 metros de centros educativos. La ley también recoge la prohibición de sacar dinero en efectivo desde las máquinas TPV con tarjeta.
La nueva ley prevé que los usuarios autodenunciados no puedan jugar en las máquinas tragaperras de bares o restaurantes. Para ello, los establecimientos deberán reforzar el control. Además, no podrán emitir señales lumínicas o sonoras cuando no se utilicen.
Según la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados, medio millón de españoles sufren ludopatía. El perfil del adicto al juego es el de un hombre de mediana edad y de clase social media-baja. Sin embargo, nadie está libre de caer en esta adicción. Se estima que el 20% de los jóvenes ha apostado alguna vez en un salón.