La vuelta de la Semana Blanca dejó ayer domingo importantes retenciones en la N-330, en el tramo entre Lanave y Sabiñánigo, un cuello de botella insalvable que se convierte de manera recurrente en un calvario para miles de conductores. Atascos de más de tres horas, que hoy han llevado al director general de Carreteras e Infraestructuras del Gobierno de Aragón, Miguel Angel Arminio, a reclamar al Ministerio de Fomento celeridad en la ejecución de esas obras.
Arminio ha criticado "la falta de compromiso del Gobierno central con Aragón y la lentitud con la que se ejecutan las inversiones del Estado en nuestra comunidad" y ha puesto como ejemplo precisamente este último tramo de tan solo ocho kilómetros en la A-23 que no estará acabado hasta dentro de seis años. El director general de Carreteras cree que ese plazo dado por el Ministerio es excesivo y cree que hay que tratar de acelerar el proceso de ejecución de esas obras.
Asegura que los informes técnicos concluyen que podría acometerse en un plazo de 30 meses y por ello insta al ministro a agilizar los plazos ya que de otro modo los atascos y retenciones proyectan una mala imagen para el turismo y, sobre todo, incrementan el riesgo de colisión y accidentes en ese tramo.
El director general de Carreteras e Infraestructuras ha apuntado también hacia otras inversiones de la provincia de Huesca que sufren retraso por la falta de compromiso inversor del Estado, como son la conexión de la A-22 y la A-23 en Huesca capital, y las variantes de Jaca y Sabiñánigo.