Casi la mitad de las empleadas del hogar en España son extranjeras. Entre ellas, el perfil predominante es el de mujeres procedentes de países en vías de desarrollo, con baja cualificación y, muchas de ellas, sin papeles; por lo que encuentran en el servicio doméstico su primera y, tal vez, única oportunidad de trabajar.
En estas condiciones, se ven condenadas a trabajar en la economía sumergida, en condiciones fuera de cualquier regulación laboral y sin derechos en horarios, festivos o vacaciones. Desde la Fundación Más Vida y el Colectivo de Empleadas del Hogar se quiere aprovechar el marco del pasado Día de la Mujer para dar visibilidad a estas mujeres.
Mujeres como Karla Patricia Hernández. El pasado mes de junio se rompió la mano trabajando como interna en la casa donde cobraba 750€, con dos días libres al mes y sin contrato. Ocho meses después sigue de baja y no percibe ningún subsidio. Vive de la ayuda que recibe de organizaciones como Cáritas y de la solidaridad de su prima y sus amigas.