El presidente de ADAFA, Jaime Martínez, ha subrayado la gran importancia que tiene este galardón para dar visibilidad a la labor que desempeñan las familias que deciden acoger temporalmente a menores que por muy diferentes circunstancias quedan en situación de vulnerabilidad. La acogida es una alternativa prioritaria para evitar que haya niños institucionalizados, viviendo en centros de menores.
Martínez señala como algo primordial que se diferencie muy bien lo que es acoger y lo que es adoptar, dos conceptos muy diferentes que, sin embargo, se tiende a mezclar. Hay que tener un compromiso muy firme para ser familia acogedora y entender muy bien el carácter temporal de estos acogimientos. El momento de la separación de los pequeños suele ser duro, tras un tiempo de convivencia en el que han sido tratados como los propios hijos.
El número de acogimientos ronda el centenar cada año, y va en aumento. La casuística es variopinta, y nunca fácil: sentencias judiciales, problemas graves de salud de los progenitores que les impida cuidar debidamente a sus hijos; incluso, su fallecimiento repentino. En cualquiera de estas circunstancias, hasta que se encuentra una solución estable, el papel de las familias de acogida es esencial. Por eso hacen falta más familias dispuestas a aumentar temporalmente la familia.