La industria de la salud obtiene más beneficio económico recetando fármacos que aguas medicinales que se pueden obtener directamente de una fuente. Por esta razón ya no es habitual que se prescriban tratamientos con aguas medicinales, explica el divulgador ambiental Paco Iturbe, responsable de la exposición 'Naturaleza Mágica: Fuentes Curativas de Zaragoza' que permanecerá en el Centro Cívico Distrito Sur hasta el próximo 30 de mayo.
La Fuente de la Junquera, La Teja, La Salud, la del Berro, San Miguel, la Saladas de Mediana y Fita Santa Fé no han resultado todavía contaminados, como si ha ocurrido con otros acuíferos de aguas curativas que a lo largo de las últimas décadas se han ido perdiendo. Las fuentes curativas manan, en su mayoría, aguas muy salinas debido a las circulaciones subterráneas con gran presencia de yesos y materiales salinos.
Paco Iturbe ha señalado que estas aguas eran recetadas por los médicos como cualquier otro fármaco; es decir, con posología rigurosa y advertencias sobre sus efectos en caso de tomarla en exceso, ya que son aguas generalmente poco recomendables para consumo cotidiano por la fuerte presencia de sustancias que, aunque medicinales, pueden resultar nocivas a partir de ciertas dosis. Muchas de estas aguas se prescribían para tratar dolencias estomacales o problemas de hígado.