Escasean trabajadores dedicados a montar escenarios, a controlar el sonido o la iluminación de los espectáculos que llenan las agendas culturales y lúdicas de todo Aragón. Después de dos años de restricciones, instituciones públicas y promotores privados se han volcado en celebrar la vuelta a la normalidad en fiestas populares y festivales.
Compañías teatrales y grupos de música en general viven un verano histórico, pero el lucimiento de los artistas requiere del trabajo de profesionales que durante la pandemia se quedaron sin trabajo y tuvieron que buscar una salida laboral. El promotor Toño Monzón señala que es un fenómeno similar al de la hostelería, que sufre la falta de camareros.
Monzón señala que los que pudieron conseguir reciclarse y encontrar estabilidad laboral no han vuelto a un sector muy sacrificado, con jornadas muy largas y sin la seguridad laboral que han encontrado en otro tipo de actividad. Este promotor zaragozano pone en valor el labor de estos profesionales porque son los primeros en llegar al lugar del espectáculo y los últimos en irse. Además, la cantera de jóvenes que empiezan es insuficiente para la demanda actual.