La Federación aragonesa de Municipios, Comarcas y Provincias ha constituido una comisión de afectados por las crecidas del río Ebro con representantes de los ayuntamientos ribereños para analizar este problema que de forma cíclica afecta a campos de cultivo e infraestructuras. Un primer paso para planificar acciones a futuro. La crecida ordinaria que comenzó la semana pasada ha anegado unas 1.000 hectáreas según las primeras estimaciones.
El presidente de la comisión, el alcalde de Pina de Ebro, Pablo Blanquet, reivindica preparar las motas para próximas avenidas y la limpieza para evitar que, con apenas 1.600 m2 por segundo, el agua se salga del cauce. Ante los medios, ha valorado que el ejecutivo autonómico haya presupuestado una partida de un millón de euros para esas tareas.
Los consejeros del Gobierno de Aragón de Agricultura, Ángel Samper, y de Medio Ambiente, Manuel Blasco, han participado en esa reunión y han escuchado a los alcaldes ribereños. Blasco se ha comprometido a ser su interlocutor ante la CHE. “No puedo hacer en el Ebro lo que yo quiera”, ha manifestado. “Podemos hacer dos cosas, ayudarles directamente desde nuestras competencias y ser interlocutores ante el Ministerio y CHE". “No entro en si tenemos que poner presupuesto porque hablamos de una competencia que es de la Confederación”.
Samper, por su parte, apuesta porque las administraciones implicadas trabajen un protocolo de actuación específico ante las crecidas, pero incide también en que las competencias sobre el Ebro corresponden a la CHE y al Ministerio de Transición Ecológica. Aboga por recrecer el embalse de Yesa, como herramienta principal para minimizar afecciones.