Todos hablamos de forma diferente, con diferentes acentos que se hacen más evidentes al cambiar de comunidad autónoma o incluso en la propia comunidad. Pero no sólo eso, la forma de hablar y las expresiones también marcan el lugar de procedencia. Un aspecto que podría verse como riqueza cultural, pero que algunos no ven correcto. Esto se denomina glotofobia.
La profesora del área de Lengua Española de la Universidad de Zaragoza, Alicia Silvestre, explica que este término, glotofobia, lo ha acuñado un profesor de sociolingüística francés, Philippe Blanchet, para denominar a un tipo de discriminación por el modo de habla de una persona, por su acento o por la elaboración de un discurso.
Tradicionalmente se ha generado humor y menosprecios utilizando los estereotipos regionales, haciendo que se aumente la polarización. Para la profesora Silvestre, la libertad de expresión termina donde empiezan los delitos de la palabra. La vía más saludable es la que apuesta por la ética comunicativa, evitando lo soez y la violencia verbal, que va desde los insultos hasta el uso degradante de la palabra o la crítica.
Alicia Silvestre menciona al profesor Igor Rodríguez que asegura que a través de la glotofobia se produce una vulneración de derechos sociolingüísticos y eso puede provocar también un daño emocional. Hay que establecer las diferencias entre una dificultad a l ahora de articular o pronunciar y entre los usos de dialectos como puede ser el ceceo o seseo. La profesora de la Universidad de Zaragoza apuesta por promover lo diferente.