Esta modificación obliga a diluir con agua limpia o con agua con vinagre los orines de las mascotas que afecten al mobiliario urbano, a edificaciones, a aceras o a cualquier otro elemento. De hecho, la ordenanza recoge que los propietarios tendrán que llevar en todo momento una botella. Los principales problemas se dan en fachadas, portales o farolas. De hecho, el consistorio deberá acometer el cambio de varias luminarias por presentar un importante deterioro y constituir un peligro para los viandantes.
Además, la ordenanza mantiene la obligatoriedad de recoger y limpiar los excrementos de los animales de forma conveniente, limpiando en caso de ser necesario la parte de calle o mobiliario afectado. También recoge que, aunque el acceso de los perros a los parques está permitido, tienen que ir siempre por los viales ya su acceso al césped, a los macizos ajardinados, a los estanques y a las fuentes está prohibido.
La modificación de la ordenanza se aprobará en pleno el próximo 23 de diciembre y después se someterá a un periodo de exposición pública, por lo que entrará en vigor a partir del mes de febrero. No limpiar los orines será considerada infracción leve, sancionada con 100 euros. La presencia de animales de compañía en zonas ajardinadas causando daños a las plantas será considerada una infracción grave, con sanciones de entre 750 y 1.500 euros.