Las emociones pueden tener un gran impacto en las finanzas. Desde el despacho de Luis Ignacio Fernández Irigoyen, Carlos Trullén, pone varios ejemplos como que el miedo puede llevar a vender inversiones cuando el mercado cae, haciendo que se pierda dinero en lugar de esperar a que el mercado suba de nuevo. Por otro lado, las prisas y el entusiasmo pueden hacer invertir durante una burbuja económica, sin pensar en los posibles peligros asociados.
Asegura también que los pensamientos pueden hacer ignorar datos importantes, como cuando se busca información que solo confirme lo que ya se cree previamente. Reconocer estos patrones emocionales y mentales es el primer paso para mejorar la forma en la que se maneja el dinero. Al hacerlo, se puede aprender a tomar decisiones más lógicas y menos impulsivas con respecto a nuestras finanzas.
Algunas de las técnicas que propone Carlos Trullén para reducir la influencia de las emociones en la toma de decisiones de las finanzas pueden ser:
- la automatización. Por ejemplo, al establecer transferencias automáticas a cuentas de ahorro o inversión, se asegura que se está ahorrando e invirtiendo regularmente, sin importar cómo nos sintamos en el momento.
- establecer reglas claras para nuestras decisiones financieras y concretar los plazos temporales en los que queremos disponer del dinero. Por ejemplo, decidir de antemano que el ahorro está destinado a los estudios de los hijos o a la jubilación puede ayudarnos a evitar decisiones impulsivas durante momentos de incertidumbre.