El fuego tiene grandes implicaciones en el terreno, no sólo visuales, como podemos comprobar en las imágenes que se difunden, sino también a medio y largo plazo. Ignacio Pérez-Soba, decano del Colegio de Ingenieros de Montes de Aragón, explica que afecta al medio ambiente de forma negativa en diferentes ámbitos: desde la emisión de millones de toneladas de CO2 hasta los daños en el paisaje y los perjuicios para el ciclo hidrológico.
En esta línea, al quedarse el terreno sin cobertura vegetal, la erosión del suelo impide regular las barrancadas ocasionadas por las lluvias y se pueden dar fenómenos torrenciales. Precisamente por todos estos motivos, Pérez-Soba, explica que la restauración ha de realizarse con urgencia. Una restauración en varias fases con la retirada de la madera quemada para que no se convierta en foco de infecciones, realizar obras de reversión de la erosión y siempre utilizando los restos del suelo.
Y en una última fase habría que llevar a cabo, antes de la repoblación de la vegetación forestal, es la de realizar un inventariado de daños y pensando a medio plazo en las perspectivas que se pueden generar. El decano de los ingenieros de montes recuerda que no ha de olvidarse el terreno después de un incendio.