Es evidente que la duración del invierno, tanto astronómico como meteorológico, no puede variar; lo que cambia es su comportamiento. Y el análisis global de Climate Central, determina que el invierno en Zaragoza ha perdido en los últimos diez años siete días, según la variación de temperaturas, que muestra claramente una tendencia hacia inviernos significativamente más cálidos en todo el hemisferio norte.
Tener menos días de invierno crudo no es algo que a priori parezca una mala noticia: mejores temperaturas para vivir, menos gasto en calefacción... Sin embargo, este fenómeno sí genera una alteración cada vez más acusada en el medio natural. El climatólogo y doctor en Física, Marco Turco, advierte de algo tan esencial como las consecuencias en los ciclos de los cultivos o en la proliferación de plagas.
El estudio alerta, a su vez, de algo que ya es una realidad bien conocida en España, desgraciadamente: el aumento de fenómenos atmosféricos cada vez más destructivo, como DANAS y grandes nevadas; o cambios en los ecosistemas, problemas de abastecimiento de agua, el incremento de alergias primaverales o la amenaza para el futuro de los deportes de invierno en zonas donde las precipitaciones y espesores de nieve son cada año menores.