El ganadero de Campo, José Laencuentra, también es cazador y conoce muy bien al compañero que tuvo que enfrentarse a la osa. Ha estado junto al Seprona reconstruyendo lo sucedido y asegura que la osa cayó abatida a escasos metros de sus pies. Afirma que de no haber disparado “se lo hubiera tragado en segundos”.
Añade que los jabalís o los lobos son mucho más dañinos que el oso para la ganadería extensiva ya que ocasionan destrozos muy costosos económicamente. En este sentido, se muestra satisfecho con la respuesta de la administración que siempre ha compensado los ataques del oso que se han podido demostrar.