La diferencia entre un buen susto y una tragedia puede estar en un pequeño detalle: tener cerca a alguien que sabe cómo actuar en caso de atragantamiento. En España mueren unas dos mil personas al año al obstruirse las vías respiratorias con un trozo de comida o, en el caso de los niños, objetos o juguetes.
Tanto la mujer que se atragantó con un trozo de carne como la niña que lo hizo con un gajo de mandarina tuvieron la suerte de tener cerca a personas que supieron cómo actuar. Los agentes de policía, comprobando cómo la tez de la mujer se iba azulando ante la impotencia de sus acompañantes, intervinieron de forma providencial. Del mismo modo, las monitoras del Colegio Romareda actuaron rápidamente para extraer el trozo de mandarina que estaba asfixiando a la pequeña.
El jefe del centro de formación de Cruz Roja, Pedro Lacruz, señala que cada vez son más los centros escolares que solicitan formación para que los alumnos conozcan técnicas básicas de primeros auxilios. Policías y guardias civiles también reciben formación de este tipo, no sólo la maniobra Heimlich; también técnicas de reanimación y uso de desfibriladores.