En 2023, murieron 574 aves electrocutadas en tendidos eléctricos en Aragón. Y en los cinco primeros meses de este año ya han fallecido 310 aves en todo Aragón. Son datos del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre del Gobierno de Aragón que pone sobre la mesa la Asociación Naturalistas de Aragón (Ansar).
Las torres eléctricas están proliferando debido al aumento de parques eólicos y campos solares porque, aunque como explica José Antonio Pinzolas, desde ANSAR, la mayoría de las muertes por electrocución se dan en torres antiguas que tienen mal aislante. Al mes mueren una media de 52 aves por esta causa y muchas de ellas están protegidas o en peligro de extinción.
A estos datos, Pinzolas explica que hay que sumar todas aquella aves que mueren y de las que no se tiene conocimiento. La solución pasa por el aislamiento, pero también por la vigilancia de que los propietarios de las líneas eléctricas cumplen con esta medida de seguridad. Desde Ansar van a realizar un seguimiento de todas aquellas zonas que deberían estar subsanadas estas deficiencias y, de no ser así, se procederá a denunciar.