En los últimos años hemos conocido casos de deportistas de élite que contaban sus experiencias sobre cómo se sentían y cómo no tenían una buena salud mental. Testimonio que mostraban una realidad que se ocultaba porque se estigmatizaba. Precisamente para dar herramientas de apoyo psicológico, formación o acompañamiento a los deportistas de alto rendimiento, surgía la Fundación Blanca de Apoyo al Deportista.
Lola Fernández Ochoa, presidenta de la Fundación, explica cómo hablar de salud mental en el sector del deporte de élite ha sido un tabú mucho más complejo que entre otras personas porque “desde pequeños te enseñan a ser fuertes, a tener una capacidad de sufrimiento mayor a la de otras personas” y, hasta el momento, lo tienen más complicado contar cómo se sienten o pedir ayuda. Para Fernández Ochoa, este es el principal problema.
desde pequeños te enseñan a ser fuertes, a tener una capacidad de sufrimiento mayor a la de otras personas
Afortunadamente esta situación está cambiando y se está empezando a visibilizar a través de las experiencias de deportistas como Ricky Rubio, Simone Beiles o la propia Blanca Fernández Ochoa. La presidenta de la Fundación indica que estos deportistas están sometidos a mucha presión y lo que se conoce es la punta del iceberg, por este motivo, es esencial que los propios deportistas hablen, que se atrevan a contar lo que les sucede porque si no es difícil afrontar el problema.
Ahí juega un papel importante que el staff cuente con un psicólogo que les ayude a llevar la carrera desde que empiezan a competir, que les hagan ver que es un momento puntual de su vida y que cuanto termina la carrera deportiva, hay mucha vida.
Cátedra en la Universidad de Zaragoza
En esta línea, en el mes de octubre, se presentó una Cátedra en la Universidad de Zaragoza en apoyo a los deportistas de élite. Una iniciativa con la que, como explica Lola Fernández Ochoa, se pretender hacer una fotografía integral de los problemas de los deportistas, incluso cuando se retiran porque hay muchos casos dispares de qué sucede cuando dejan las competiciones profesionales. Una vez que se conozca esa fotografía, “quienes toman las decisiones han de mover ficha y tomar conciencia que el deportista, cuando termina su carrera, es muy vulnerable”.
Muchos de estos deportistas terminan su carrera con 20 ó 25 años y son personas que han madurado a una velocidad irreal, con su vida centrada en el deporte por lo que, cuando termina, muchos se encuentran con un vacío, como cuenta Fernández Ochoa. Precisamente, por esto desde la Fundación Blanca se intenta hacer hincapié en la retirada, en ayudar al deportista con fomentar becas de estudio, con la creación de una bolsa de empleo con empresas, con que haya, sobre todo, un soporte.