El móvil se ha convertido en una prolongación de nosotros mismos. Los jóvenes están una media de cinco horas conectados y cuatro de ellas son en exclusiva para redes sociales. Son resultados de un estudio que han llevado a cabo desde la Universidad de Málaga. Alba Córdoba, coordinadora del experimento, explica que este experimento constaba de tres partes: una primera semana en la que se monitorizaba el uso del móvil que tenían los participantes, una segunda semana en la que les quitaban el móvil y una tercer en la que se les devolvía.
Córdoba asegura que en esos primeros momentos sin el móvil la mayoría sintieron ansiedad y se encontraban desubicados. Durante estos días fueron apuntando sus sensaciones en un diario y muchos de ellos indican cómo retomaron la relación con sus familias y pasaban tiempo de calidad. Otros también recuperaron hábitos que tenían abandonados como la lectura o el deporte.
Al devolverles los teléfonos en la tercera semana, prácticamente todos volvieron al consumo habitual y unos pocos incluso con más intensidad, debido a la ansiedad que les había generado estar sin móvil. Alba Córdoba indica cómo se están estudiando las conclusiones en las que también se está analizando cómo se informan los jóvenes, aunque realmente, en la mayoría de los casos, la información les llega a través de sus terminales, pero no realizan búsquedas activas.