La punta de la crecida ya ha pasado por la localidad zaragozana de Novillas y la mota que protege el casco urbano, ha resistido. El Ebro alcanzó es ese punto los ocho metros y medio de altura y ya ha descendido más de 30 centímetros. El intenso trabajo para reforzar los diques de seguridad ha permitido que el agua no inundara las casas más cercanas al cauce.
Además, los 50 vecinos que fueron desalojados por precaución podrían regresar a sus casas en las próximas horas. La fuerza del agua ha roto algunas motas de manera natural y la Unidad Militar de Emergencias retiró ayer otra junto al municipio, lo que ha permitido que el caudal del río pierda fuerza y reduzca las afecciones. El alcalde de Novillas, Abel Vera, reitera que la amenaza del Ebro obligó a desalojar más de 20 viviendas por precaución.
Los diques están resistiendo
En Pradilla, la punta de la crecida atraviesa en estos momentos la localidad. El Ebro ha superado los nueve metros de altura. Su alcalde, Raúl Moncín, señala que la situación es mejor de lo previsto y que el agua no llegará al casco urbano. La punta de la crecida sigue atravesando Aragón, ahora de forma más rápida.
A mediodía ha comenzado a llegar a la localidad de Alcalá de Ebro, donde los vecinos siguen trabajando para reforzar la mota sur. Hasta la zona se va a desplazar una unidad de drones para vigilar una granja de terneros. En la margen izquierda hay dos vaquerías que también podrían verse afectadas.
El alcalde, José Miguel Achón, cree que el dique aguantará y que no se producirán afecciones tan importantes como en la crecida de 2015, ya que ahora la localidad está mejor preparada. Aún así, apuesta por seguir intensificando la limpieza y otras labores para reducir los daños durante episodios de crecida.